Porto Galinhas ofrece un escenario de mucha belleza. Posee 18 km ininterrumpidos de amplias playas, con arenas blancas, mar transparente, aguas templadas, piscinas naturales y enmarcadas por palmeras hasta donde la vista se pierde. En casi toda su extensión posee arrecifes de corales que con la marea baja forman muchas piscinas naturales muy cerca de la playa, y a veces hasta da para llegar a pie.
El pueblo ofrece un pequeño centro con muchos bares, restaurantes, bancos, agencias de turismo y tiendas, lo que convierte al lugar ideal para toda la familia.
La playa de Porto Galinhas tiene una historia muy particular. En el siglo 19, el gobierno brasileño prohibió el comercio de esclavos, muy común en Recife hasta entonces. Sin embargo, los piratas siguieron el tráfico ilegal y comenzaron a hacer el desembarco de esclavos en las playas más aisladas. Cuando los "barcos negreros" (éste era el nombre dado a los buques comerciales continuadas) llegaron al puerto, disfrazado sus actividades por medio de mensajes codificados, tales como: "las nuevas gallinas llegaron a la playa", en la que las gallinas eran, obviamente, esclavos; dando lugar al nombre actual.
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